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Saludo a la comunidad stemsocial y a los amigos que comparten el deseo de la información científica.

Alrededor de las creencias en la ciencia, de sus productos (la tecnología) y de los hechos sociales asociados a esas creencias se constituye un tipo de opinión general donde se expresa la necesidad del tiempo de participar en una visión de mundo cuyo centro está establecido por la idea de que la verdad está bien representada a través de la forma del lenguaje científico.
Por décadas, tal vez sería exacto decir por centurias, desde el arranque de la revolución científica, la noción de ciencia ha estado representada por ideas que refieren a un conjunto de conocimientos normado por ciertas condiciones históricamente establecidas.

Esta forma de pensamiento, la discursividad científica, direccionó el trabajo de los estudiosos de las disímiles disciplinas al punto de constituirse cada una de ellas  en estructuras paradigmáticas -que reflejaron las normas de obligatorio cumplimiento estatuidas- como nos señala Kuhn (Thomas Khun,1962). 

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Esto sucedió no sólo en las comúnmente consideradas “ciencias duras”   (como se denomina coloquialmente a las ciencias percibidas como más cercanas a la rigurosidad y a la exactitud) donde pueden aplicarse los requerimientos científicos: objetividad, verificabilidad, confiabilidad, etc.; sino que obligó también las llamadas ciencias sociales. La constitución de la escuela positivista en el área de las ciencias sociales en un ejemplo patente del intento de entender lo humano a partir de la metodología científica.

La discusión científica acerca de las condiciones de procedimientos necesarios para aceptar a las ciencias sociales en el estatuto de las ciencias en general fue un proceso sumamente interesante y fructífero a lo interno de las comunidades científicas.   No ocurrió lo mismo en los términos de la representación social del  alcance del concepto de ciencia  en la opinión popular, e incluso de algunos miembros de la comunidad científica quienes por diferentes razones siguen obviando, al menos en el discurso,  el carácter científico de las disciplinas que abordan el  comportamiento humano. 

La complejidad   ligazón entre las ciencias del comportamiento humano y la comprensión que surge de ellas acerca de las posibilidades de aparición y expansión (condiciones epistemológicas) en el campo de las ciencias en general es suficiente motivo para prestar atención al desarrollo de las que en un inicio fueron llamadas ciencias del espíritu,si no fuera suficiente con la búsqueda permanente que estas hacen sobre ese gran misterio que es el humano. 

Hago esta introducción para solventar (si logro mi objetivo) cualquier posible duda sobre la condición científica de los contenidos que planeo postear en esta comunidad. 

Mis contenidos estarán inmersos en las líneas de investigación a las que me dediqué durante mi vida como docente universitaria y que ahora, como jubilada, siguen interesándome.  Mis intereses académicos han girado alrededor del estudio de la mitología; de ello se deriva el estudio de la hermenéutica y la fenomenología (teoría y práctica) como conceptos y métodos de investigación para el estudio de la subjetividad humana.    

Soy una apasionada de las teorías sociales, por ello me produce mucha esperanza encontrar la comunidad #stemsocial en la blockchain, es reconfortante hallar un sitio que valore estos contenidos científicos.    Servirá al menos para ayudar a expandir el positivo efecto de la modernidad. 

El contenido que dejaré hoy para ustedes tiene que ver con mi actual ocupación como psicoterapeuta. Es el acercamiento a uno de mis libros preciados el texto **Arquetipos e inconsciente colectivo de Carl Jung**.  

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![image.png](https://images.hive.blog/DQmW38nPS7LXSQGFGCbtSf6NYKEbNNvs51JHZjBM4pZvn2z/image.png)
[Fuente](https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Carl_Gustav_Jung_portrait.jpg)
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Carl Jung  parte del descubrimiento  del inconsciente de Sigmund Freud, y de su esquema teórico al cual aplicó lo que llamó *las estructuras energéticas del Inconsciente colectivo*.  

Así lo explica en su texto Arquetipos e inconsciente colectivo:
>He elegido la expresión “colectivo” porque este inconsciente no es de naturaleza individual sino universal, es decir, en contraste con la psique individual tiene contenidos y modos de comportamiento que son cum grano salis, los mismos en todas partes y en todos los individuos. En otras palabras, es idéntico a sí mismo en todos los hombres y constituye un fenómeno anímico de naturaleza supra personal existente en todo hombre.


En su particular esquema el inconsciente colectivo contiene un estrato superficial, el inconsciente personal, el cual descansa sobre un estrato más profundo que no se origina en la experiencia personal, sino que es innato, como dice: cum grano salis, como granos de sal, iguales para todos: el inconsciente colectivo. 

 A los contenidos del inconsciente colectivo Jung los denominó arquetipos. Los arquetipos representan contenidos inconscientes que, al concientizarse y ser percibido, cambian de acuerdo con cada conciencia individual en la que surge. Son las formas, imágenes y los símbolos que aparecen en los sueños y en los ensueños.

 Al cohesionarse social e históricamente los arquetipos pueden formar dogmas, formas religiosas que ocupan el lugar simbólico del inconsciente colectivo, sustituyéndolo y formulándolo con amplitud y claridad.  

 >La vida de lo inconsciente colectivo ha sido captada casi íntegramente en las representaciones dogmáticas arquetípicas y fluye como una corriente encauzada y domada en el simbolismo del credo y del ritual… nunca le faltaron a la humanidad imágenes poderosas que le dieran protección contra la vida inquietante de las honduras del alma. Siempre fueron expresadas las figuras de lo inconsciente mediante imágenes protectoras y benéficas que permitían expulsar el drama anímico hacia el espacio cósmico extraanímico.

 Al igual que Freud,  y que otros teóricos, Jung entiende la función de la religión como un medio de protección frente a los peligros, en este caso, de lo inconsciente. 

Sabemos, dice Jung, que el mayor peligro que nos amenaza proviene de la no predictibilidad de la reacción psíquica, de allí los esfuerzos de la humanidad por mantenerse en el fortalecimiento de la conciencia, a ese objetivo sirvieron los ritos, las representaciones colectivas y los dogmas.

>…así resulta que el rito primitivo consiste en invocación de los espíritus, exorcismo, conjuro de mal presagio, propiciación, purificación y producción analógica, es decir mágica, del acontecer benéfico.  

Pareciera que cada forma religiosa obedece a una diferente interpretación del mundo anímico.  Jung sostiene que no es así ya   las formas simbólicas de las religiones son similares entre sí. El lugar de unión entre ellas es la presencia de los arquetipos comunes del inconsciente colectivo los cuales marcan los senderos de la actividad de la fantasía humana.  Pueden crear sorprendentes paralelos mitológicos en un sinfín de posibilidades de representación. 

Para Jung el hombre procede bajo el influjo de formas típicas funcionales en las cuales la actividad se desencadena. El autor cataloga a esas formas “imágenes primordiales” en tanto son directamente propias del género humano. Así como los arquetipos aparecen en los mitos y los pueblos también se encuentran en cada individuo; por lo tanto, los arquetipos constituyen los elementos indispensables para la vida espiritual. Si llegaran a esfumarse desaparecería toda la fuerza elemental de las vivencias primarias.

>El arquetipo en sí forma parte de los más elevados valores del alma humana y ha poblado por ello todos los Olimpos de todas las religiones. Hacerlo a un lado como algo sin valor constituye una positiva pérdida.”

 Jung, ulilizando la perspectiva fenomenológica, observa que en todos los tiempos el hombre ha cumplido funciones religiosas, por lo que la religión no sólo constituye un fenómeno histórico y social, sino un importante asunto personal para la mayoría de los individuos:  el objetivo del autor consiste en aclarar los fenómenos emocionales y simbólicos de la religión.

Desde   un enfoque exclusivamente empírico, omitiendo todo trato filosófico que tenga que ver con su opinión, Jung aclara que aborda el estudio de la religión restringiéndose a la observación de los fenómenos.  Según sus palabras, “se trata de sucesos, de acontecimientos, de experiencias, en resumen, de hechos.”

 >La religión constituye, ciertamente, una de las más tempranas y universales exteriorizaciones del alma humana, sobreentiéndase que todo tipo de psicología que se ocupe de la estructura psicológica de la personalidad humana, habrá por lo menos de tener en cuenta que la religión no sólo es un fenómeno sociológico o histórico, sino, también un importante asunto personal para crecido número de individuos.


 Jung fórmula criterios, como médico y especialista en enfermedades nerviosas y mentales, sobre cuál debe ser el objeto de estudio de la psicología religiosa: Piensa que la psicología de la religión debe ocuparse de las vivencias religiosas primordiales, por lo que la atención debe estar centrada en los aspectos humanos, individuales, del problema religioso, dejando de lado, en esta perspectiva lo que con las creencias han hecho las confesiones religiosas.

De la misma manera considera el efecto   sobre grandes masas de personas que se han apartado o se han vuelto indiferentes a las iglesias, hombres religiosos que son incapaces de identificarse con las formas existentes de fe.

>…en mi profesión he tratado individuos con esa experiencia inmediata que, o no querían someterse a la decisión de la autoridad eclesiástica, o no podían hacerlo. Debí acompañarles a través de sus crisis y violentos conflictos, a través del miedo a la locura, de desequilibrios y de depresiones a un tiempo desesperadas, grotescas y horribles, de modo que estoy plenamente persuadido de la extraordinaria importancia del dogma y del ritual, al menos como métodos de higiene espiritual.”

El libro que presento es una excelente lectura para quien quiera acercarse a una forma de tratar la problemática del hombre actual.  A partir de ese libro puede uno adentrarse, sistemáticamente, en la psicoterapia Jungeana, tanto sea para seguir el trabajo del autor (que se ha revelado potente en el acompañamiento de los procesos de individuación) como para entender que el acompañamiento de un psicoterapeuta puede resultar sumamente beneficioso en la reconciliación de los aspectos inconscientes y conscientes de la personalidad. 

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Jung, C. G. (1981). Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona, Paidos.