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La figura histórica de Miranda, "el precursor" cobra también ante nuestros ojos las características le un auténtico héroe de novela.  
Dice Sánchez Barba a propósito de Miranda: "uno de los personajes más inquietantes e interesantes del criollismo hispanoamericano; espíritu romántico típico..."  Colaboró con la independencia de Estados Unidos, y después se desplaza continuamente por Europa en demanda de ayuda para sus propósitos emancipadores, mientras mantiene correspondencia continua con los conspiradores caraqueños.
 
En 1806 llega a Venezuela con una expedición libertadora pero fracasa y vuelve a Estados Unidos en 1807 y después a Londres. Dice Gil Fortoul  que esta primera expedición de Miranda fracasó porque la mayoría de los colonos no estaban aún decididos y veían en los españoles una protección contra la nobleza criolla. Por otra parte, entre Miranda y la nobleza criolla no había vínculos porque, entre otras cosas, Miranda estaba apoyado por los ingleses, cosa que a los criollos no les gustaba.
La historia resumida de Miranda es su vuelta con Bolívar y, después de la constitución de 1811, de la que ya hablaremos, del desastre de 1812, su nombramiento como generalísimo y dictador absoluto. Pero el veinte de Julio de ese año, Miranda es derrotado. Sus mismos compañeros lo hacen cautivo y Bolívar se hará cargo, a partir de entonces, de la guerra.
Pues bien, esta figura histórica, ya de por sí romántica, cobra en el libro una importancia capital. La primera vez que aparece es en el capítulo III, en el transcurso de una "quema de su efigie", organizada por el gobierno, de nuevo ante los ojos asombrados de Fernando Fonta.
 
El capitán general Guevara y Vasconcelos ofrece treinta mil pesos a quien presentase la cabeza del traidor Miranda, enemigo de Dios y del Rey" . La gente del pueblo, está contemplando el espectáculo de la quema y ve en Miranda poco menos que un demonio.
 
Un hombre grueso, que mascaba una cebolla, responde a la pregunta de Fernando Fonta diciendo: "Es un pardo infame, viene a robar y a matar. Ya lo castigarán las armas de su majestad y las pailas del demonio" (p. 43). Y la gente gritaban: "¡Qué feo! ¡Que lo quemen!
También los padres de Bernardo Lazola, el amigo de Fernando Fonta, y todo el grupo de sus amistades, clérigos y hombres de pro de la ciudad, hablaban en estos términos:
 
- "Lógicamente todos los que lo sigan están en pecado mortal; aún más, están descomulgados...." "Miranda, ha tomado parte en las abominaciones de la Francia, que parece maldita de Dios; porque ha leído los malos libros que quieren exterminar todo lo sagrado..."
"Traidor a su pueblo porque esas insolentes expediciones las 



[Imagen](https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Miranda#/media/Archivo:Francisco_de_Miranda_-_Emilio_Mauri.jpg)
hace pagadas por los protestantes ingleses