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<div class="text-justify"> Después de tantos años he vuelto, estoy viejo y cansado, por poco logro burlar al destino, todo este tiempo evité regresar para no ver su huella o comparar su presencia en mi memoria, puse mil plazos para no estar aquí, mas la rueda inexorable del destino quiso que estuviera, cuestión de documentos, impostergables papeles abstractos que dicen ser nuestra identidad. </div><P/> 
<div class="text-justify"> A quien se le ocurre pedirme una partida de nacimiento, cuando lo que necesito es un acta de defunción. </div><P/> 
<div class="text-justify"> Ahora los pasos cansados y los años se ensañan conmigo, al salir de la prefectura de este pueblo al que juré nunca mas pisar .</div><P/> 
<div class="text-justify"> Con la hoja recién impresa en mi mano temblorosa que cuenta quienes fueron mis padres y del día de mi luz, no me queda mas remedio que detenerme y mirar las ruinas de donde vi por primera vez su cara y sus manos de pálido ángel. </div><P/> 
<div class="text-justify"> En esa misma ventana me plantaba por las tardes con un ramito de humildes rosas, oloroso a agua de colonia, en una visita que se me hacia corta para ver sus ojos y oír su voz. </div><P/> 
<div class="text-justify"> La muerte y el tifus me ganaron la mano hacen sesenta años. </div><P/> 
<div class="text-justify"> De aquella casa y su ventana, de aquella novia blanca solo quedan escombros muy tristes. </div><P/> 
<div class="text-justify"> En cuanto a mí soy una sombra que lleva en la mano su partida de nacimiento y la maleta llena viejas tristezas.</div><P/>