<center><a href="https://pixabay.com/photos/bag-book-man-fashion-pants-1868758/" target="_blank"><img src="https://images.hive.blog/DQmXLG4rtjRFrYQTEM9MJn51bP3bvgUgKj8fWiPoFozo2Rk/image.png"><br/></a></center>

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<p>Cuando el docente entró a la clase, lo primero que hizo fue pararse frente a los estudiantes con los brazos cruzados. Su rostro no denotaba seriedad. Al contrario, tenía una gran sonrisa que transmitía cierto aire de tranquilidad. El aula de clases era un murmullo de voces que se fueron apagando lentamente.</p>
<p>—Buenas noches —dijo el maestro cuando todo quedó en silencio.</p>
<p>Nadie respondió al saludo, no por falta de educación, sino porque ese era el estilo de las clases para adultos. El docente saludaba por cortesía, y los estudiantes prestaban absoluta atención en respuesta.</p>
<p>—Buenas noches, guapo —se escuchó desde el fondo, era la voz de una mujer.</p>
<p>El murmullo de voces se reanudó, esta vez con algunas risas. El docente se aclaró la garganta para callarlos.</p>
<p>—Sean bienvenidos a esta clase de escritura creativa. Pueden llamarme señor Suárez, y antes de que cualquiera pregunte, sí, ese jaguar que está estacionado afuera es mío, sí, es cierto el rumor de que soy adinerado y este trabajo lo hago por gusto y no por necesidad, y… sí, soy soltero.</p>
<p>La clase entera rio agradablemente. Los años le habían enseñado que era mejor comenzar con algún chiste para romper el hielo y el nerviosismo inicial. Naturalmente no conducía un jaguar, y su salario apenas le alcanzaba para llegar a fin de mes. Lo de ser soltero, sin embargo, era completamente cierto. Era fácil de notar por su imagen cuidada a pesar de su edad, no llevaba ningún anillo en su mano, y no corrigió severamente a la chica que le dispensara el piropo.</p>
<p>—Por lo general comienzo preguntando a los estudiantes cuál es su definición personal de escritura creativa, pero esta vez, me saltaré ese paso y les propondré un ejercicio que les permitirá entender mejor ese concepto.</p>
<p>Un estudiante levantó la mano.</p>
<p>—¿Sí?</p>
<p>—¿Ese ejercicio llevará mucho tiempo? —preguntó directamente.</p>
<p>El docente lo miró confundido, como tratando de averiguar a donde iba con su pregunta.</p>
<p>—Eso depende —señaló Suárez—, usted decidirá cuanto tiempo va a dedicarle, se trata de un escrito que harán basándose en un tema que les daré.</p>
<p>—Entiendo, pero yo me refiero a que si tardaremos mucho en terminar la clase, es decir, si después de escribir tendremos que leer y comentar cada escrito —explicó el estudiante.</p>
<p>—¡Oh! ¿Es que necesita usted ausentarse pronto por alguna razón?</p>
<p>—De hecho sí, por un error inscribí esta clase casi al mismo horario que otra de historia del arte, y no me gustaría perder esos créditos.</p>
<p>El estudiante dejó escapar una risita nerviosa.</p>
<p>—Pues quizá deba usted retirar esta clase para que pueda atender la otra sin problemas —señaló Suárez en tono grave.</p>
 <p>—No, no… no me gustaría hacer eso señor. Todo lo contrario, estoy muy interesado en aprender de usted. Los demás estudiantes avanzados dicen que usted es el mejor profesor de escritura que tiene esta universidad. A mí me atrae la idea de ser escritor, señor.</p>
<p>Suárez hinchó ligeramente el pecho y sonrió complacido, pero trató de disimular su gesto mirando su reloj.</p>
<p>—Bueno, ¿cuántos minutos antes necesita salir usted para alcanzar su otra clase?</p>
<p>—Me bastarán quince minutos, señor.</p>
<p>—Muy bien, tiene usted el permiso. Pero será el primero en leer su ejercicio a la clase esta noche.</p>
<p>El estudiante asintió agradecido. Suárez se giró para escribir en el pizarrón.</p>
<p>Trataremos de escribir una historia breve —hizo una pausa y agregó con énfasis—, con dos personajes. El tema será… “Baño cerrado”.</p>
<p>Varias manos se levantaron entre los estudiantes.</p>
<p>—Veo que tienen preguntas… a ver, vamos de uno en uno. Usted… —señaló al tercer estudiante de la última fila a su izquierda.</p>
<p>—Estos dos personajes, ¿deben ser humanos?</p>
<p>La clase entera le dirigió la mirada a Suárez.</p>
<p>—Puede ser, o quizá no, usted decide —explicó rápidamente—. Ahora usted, la joven que esta al frente.</p>
<p>—¿Debe ser una historia basada en la vida real?</p>
<p>—No… no necesariamente —vaciló el profesor—. Ahora usted, la joven cerca de la ventana.</p>
<p>—¿Cuán larga debe de ser la historia?</p>
<p>—Nuevamente, usted decide la extensión, pero solo tendrán diez minutos para completarla.</p>
<p>Los demás estudiantes bajaron sus manos. Todos hundieron sus cabezas en sus cuadernos y comenzaron a escribir.</p>
<p>—Bueno, me alegra haber respondido sus inquietudes —dijo Suárez metiendo la mano en su bolsillo.</p>
<p>Su teléfono vibró, y aunque estaba en silencio, se apresuró a responder la llamada. Las primeras palabras que escuchó le cambiaron el rostro. Su cara era ahora una mezcla entre molestia y miedo. Se frotó la cabeza con nerviosismo mientras salía a toda prisa del salón de clases para que sus estudiantes no escucharan su conversación.</p>
<p>Algunos miraban curiosamente por las ventanas tratando de adivinar que le ocurría al profesor Suárez. Estaba en el pasillo frente al aula, movía los brazos y hacía ademanes enérgicos como si tratara de explicar frenéticamente algo. En ocasiones se quedaba en silencio, escuchando a quien fuese que estuviera del otro lado del teléfono, luego explotaba en gestos, pero manteniendo la voz baja.</p>
<p>Así se mantuvo por un rato. Finalmente colgó de mala manera y regresó al salón de clases.</p>
<p>—Bien ¿cómo les ha salido la historia? —dijo resoplando, tratando de calmarse.</p>
<p>Lo estudiantes lo miraban con un ligero asombro, nadie se atrevía a preguntar que ocurría, aunque todos deseaban saberlo. Luego de una pausa que pareció eterna, alguien preguntó:</p>
<p>—¿Está todo bien, señor Suárez?</p>
<p>El profesor titubeó</p>
<p>—Ah… sí, descuiden… es un asunto personal.</p>
<p>Su teléfono vibró de nuevo. Suárez lo respondió de inmediato, y logró oírse una voz airada que le reclamaba. El profesor salió a toda prisa del aula sin ofrecer disculpas. Los estudiantes se miraron unos a otros y murmuraban preocupados. Uno de ellos se asomó por la ventana para espiarle y notó que el profesor ya no estaba en el pasillo.</p>
<p>—¿A dónde se ha ido? Estaba allí hace un segundo.</p>
<p>Algunos estudiantes salieron del aula para mirar, pero Suárez parecía haber desaparecido.</p>



<p><i><h6>Estos son algunos de mis ejercicios de escritura creativa. Son textos originales e inéditos. Principalmente borradores de novelas que utilizo para practicar mi técnica literaria.</h6></i></p>



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<center><h6>Escrito original de G. J. Villegas @latino.romano</h6></center>


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