Recientemente, en uno de mis tantos vistazos a las Redes Sociales, leí un caso de un amigo en el que relataba haber sido víctima de la ignorancia y la falta de "tolerancia" de unos funcionarios policiales en un conocido parque de la ciudad de Caracas. Este escrito no pretende convertirse en denuncia, sólo es una reflexión. Él (mi amigo) se identifica como parte de la comunidad LGBTIQ+ y es activista en pro de las demandas de la misma en torno a la igualdad. En mi país, las leyes al respecto son escasas, de hecho están superadas largamente por la realidad. Ese es un tema político, en el que haré en otra comunidad otra reflexión, lo que me trae en este momento acá, fueron algunas cosas de la que dijo mi amigo cuando relataba en _twitter_, lo que le había ocurrido.
_Foto propia_: Plaza Bolívar de la ciudad de Maracay, uno de los mejores lugares para socializar de esa urbe.
Él se besó con su pareja y los policías le reclamaron el acto como "inmoral" y que eso no era visto como "normal", mi amigo reflexiona y exime de culpabilidad a los funcionarios y culpa al Estado por ser quien gira las órdenes.
Entonces es cuando paso yo a reflexionar: un policía, así como cualquier otro profesional en la sociedad tienen raciocinio y seguro estoy que no andan con un manual consultando las conductas apropiadas e inapropiadas para proceder al reclamo o la sanción. Actúa, de acuerdo a su pericia, experiencia, valores e idiosincrasia, tal como lo haría cualquier persona, pero ¿Eso es un problema? me pregunto. La respuesta inmediata sería si; mas, creo que la cuestión está en la subjetividad de lo que significa normal.
La genero-sexo-diversidad ha acuñado una lucha tan extensa en los ámbitos que toca, que parece que hay que hacer estudios profundos para hablar de la misma, porque enseguida saltan las alarmas y se defienden con una sensibilidad que a veces uno no entiende, pero a la cual tienen todo el derecho del mundo. Para mi todo se reduce a una máxima: **Dejar Vivir**.
_Foto propia_: Parque Los Caobos de la ciudad de Caracas, uno de los lugares más diversos que conozco.
La sociedad considera anormal una manifestación de cariño entre personas del mismo sexo, pero no ve anormalidad en la falta de cultivo de valores en los hogares, una anormalidad que se puede solucionar con una conversación que tenga una sola conclusión, "el cariño nunca hace mal, venga de donde venga y se de a quien se de", o el más tradicional "respeto por la diversidad".
Un beso entre dos hombres o mujeres es anormal, pero ¿No lo es la exposición que de muy niños se tienen a las redes sociales con contenido cada vez sexualizado y sin ningún tipo de restricción?, pero en el dinámico mundo de hoy, los padres prefieren niños adormecidos en los medios digitales, callando sus dudas en la sobre información que allí encuentran, que enfrentarse a la inquietud de la infancia o de la adolescencia, porque cada vez hay menos efectividad en la distribución del tiempo, se prefieren tranquilitos consumiendo material cada vez más explícito que inquietos en actividades físicas que demandan esfuerzo de unos "responsables" cada día más cansados.
Y hablo de la sexualización de los contenidos digitales de forma indiscriminada y para lucro (eso es tema para otra ocasión), pero también los hay en violencia explícita, consumo de "música" que cosifica a la mujer a niveles medievales, productos que venden a los miembros de las comunidades sexo-género-diversas como estereotipos, con el firme propósito de etiquetar a todo mundo, porque en el fondo no hemos aprendido como sociedad a vivir como nos plazca y dejar que los demás hagan lo que deseen en el mismo grado de libertad que exigimos para nosotros mismos. El problema es que no hay problema con lo que la gente quiera ser, pero como la sociedad no es feliz sin conflicto, todo lo critica, lo juzga, lo cuestiona y lo trata de barrer bajo la alfombra de la "tolerancia".
La indiferencia es lo mejor, la aceptación es lo deseable. Así como se aceptan los días de calor, con naturalidad, sin explicaciones, ni cuestionamiento, porque todo lo que pasa actualmente en la vida es producto de la naturaleza del ser humano, pero si no puedes aceptar, porque la mochila de valores que cargas de tu vida te lo impide, pues seamos indiferentes con la premisa "no me importa como sea feliz la gente, siempre que lo sea".
No se puede aspirar a ser superiores socialmente cuando tratamos a los integrantes de esa sociedad por escalafones según nuestras propias creencias, sea desde la perspectiva de la integración o de la heteronormatividad, mientras más felices seamos con lo que queremos (siempre que sea legal y sin dañar al prójimo) menos luchas nos quedarán pendientes, menos etiquetas existirán en el mundo y la ignorancia será cada vez menos un problema de salud pública.
A ser felices todos y todas!!!
_Foto propia_: porque a la gente se le acepta y se le respeta, si no le conoces, si la conoces, simplemente se le quiere y listo...
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