Hablé siempre suavemente
con la sutileza del terciopelo en mi voz, 
fui cuidadoso en mis formas, 
galante en las normas 
y solidario con el amor. 

Amé de la manera en quería, 
busqué el camino de la retribución, 
había rosas en cualquier día, 
música alegre y mucha poesía
y un abrazo abierto y a disposición. 

Puse mi pecho como almohada, 
tuve los secretos escondidos, 
me emocionaba con la alborada 
y le ganaba todas las batallas al olvido. 

Quise querer como quería ser querido, 
entregué mi tiempo sin restricciones
fue paciente y comedido, 
prudente y a veces reprimido, 
aprendí de todas las lecciones. 

Encendí una vela en la oscurana, 
me aprendí todas las palabras amables
di de beber cuando ya no había agua
estuve de pie cuando no aguantabas
mis palabras fueron pluma, nunca sables. 

Escuché cuantos sueños me contabas, 
me aferré a tu esperanza y tus deseos
hablé siempre de lo que me amabas
pero sólo fui yo inventándome el coqueteo. 

Debí amar como me diera la gana, 
sin tratar de descubrir el romanticismo, 
no debí soportar el peso de la nada, 
ni engañarme en que tenía todo, 
porque ahora estoy solo al borde del abismo. 

Creí que daba mi cariño sin condición, 
de verdad esperaba que la vida me pagara, 
ahora estoy aferrado a una retribución
que no llega, no aparece
que existe nada mas cuando es deseada. 

Y aquí estoy ahogándome en tristeza, 
con la necesidad de que vengan a cuidarme
el amor es una mala apuesta
y no se paga con nada, lo que pude darte. 

Amé de la forma en quería ser amado
y de pronto me encuentro 
sumido en mi propio engaño, 
lo hice de corazón y sinceramente
pero eso no me protegió de los daños. 

Hablé suavecito como el terciopelo
y ahora aguanto gritos atronadores, 
estoy solo como siempre estuve
entendiendo que nunca te tuve
y que no estoy exento de dolores. 

Tuve mi pecho descubierto en la vanguardia
con el amor que todo lo vencería, 
y aquí estoy ahora deseando otra batalla, 
que saque la soledad que en mi anida. 

El amor el una rara apuesta, 
que no garantiza nunca una ganancia
es un timo, una estafa, una quimera, 
un perverso azar sin trofeos, 
pero aún así, no se puede abandonar el juego.


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