![20200923_231956.jpg](https://images.hive.blog/DQmee7XG2e2PoU4o3skG3fHumf6ZtEUMJmQd7kg9vnBX7We/20200923_231956.jpg)

[Fuente](https://twitter.com/Ienscap/status/1308869877520891905?s=19)

>Bueno, ¿ha ido entonces todo bien no?

- Sí si, perfecto gracias, ahora solo queda disfrutar.

> Perdona que vuelva al tema, pero me puedes volver a repetir eso que me has contado. Ando aun estupefacto.

- Jajajajaja, si claro, con pelos y señales, que se ve que de primeras no te has enterado bien del todo...

Bueno, el tema es que estábamos un poco agobiados de tanto asfalto, tanta ciudad, en definitiva, tanto barrio, estábamos más acostumbrados a vivir en un núcleo urbano, pero con la naturaleza a tiro de piedra y bueno, estuve dándole vueltas y dentro de los sitios que nos podíamos permitir pues elegí, ya sabes, conozco la zona, tiene buenos accesos y nos salió una oportunidad bien de precio.

Tu imagínate, la mudanza, cambiar los coles, contratar el internet para poder teletrabajar, en fin una historia y bueno llegamos y la primera noche, fiestecita en el bar de copas de enfrente, aguantamos porque era el primer día, y bueno era viernes y a las doce, acabaron, solo después el ruido de recoger y demás.

Ya sabes que nos acostamos pronto, venimos acostumbrados al horario europeo y demás, el tema es que volví q oír ruido y nos despertamos después los dos. Miré el despertador, apenas las cinco y cuarto de la mañana y ruido de puertas abriéndose, cancelas, sacar mesas y bueno, lo peor vino después.

A partir de las seis, empezaron a llegar trabajadores, con sus aperos sus desayunos, sus buenas voces, un ruido incesante, pero no quedó ahí la cosa, a partir de las siete, llegaron los camiones, pitaban e iban recogiendo trabajadores, te puedes imaginar, el ruido, ya costaba hasta oírse dentro de la casa, evidentemente, se despertaron los niños.

No hubo mucho que decidir, bastó con mirarnos y buenos empecé la ronda de llamadas, mi anterior casera, aún no le había dado tiempo de alquilar ni de poner en alquiler siquiera, joder habían sido, escasas cuarenta y ocho horas y encima oye super amable nos bajó y todo el precio del piso, un buen pico. Había conseguido revertir el mohín en la cara de ella que avecinaba tormenta, una vez más.

Las siguientes llamadas, ya fueron el lunes, confirmar que los niños podían seguir en el mismo colegio, también había habido suerte, las plazas seguían aún libres, no pudieron localizar el viernes a la familia que iba detrás de la nuestra, y ya te digo ha sido cuestión de un par de días, y bueno el colegio está bien, a tiro de piedra de la casa.

Sólo me quedaba el marrón de comunicar que no nos quedábamos con el piso, pero bueno, al fin al cabo, dinero es dinero, y esbocé una excusa lo suficientemente convincente, respecto a unos familiares que súbitamente habían empeorado de salud y teníamos que estar a su lado, para que nos devolviera al menos la mitad de la fianza, algo es algo, por las molestias. Hicimos de nuevo la mudanza de vuelta y bueno, el martes, casi todo listo...

>¡¡¡ Eso eso explícate bien que me tienes en ascuas!!!

Pues nada, lo dicho, el miércoles quedé con la casera del susodicho piso, para entregarle la llave y recibir el abono de la mitad de la fianza tal como habíamos convenido. Llegué pronto, no eran ni las ocho habíamos quedado a las nueve y media, aproveché para ir a desayunar al bullicioso bar de marras, y bueno, mi zumo extra grande un mollete de manteca y lomo, mi café con leche doble, me faltó pedirle un paquete de tabaco y una copita de coñac.

Ya una vez acabado, llamé al camarero, y le pregunté por el dueño y bueno, le comenté que me había dejado la cartera en casa que me daba apuro, pero que en cuanto llegase mi mujer que yo mismo bajaba y le abonaba la cuenta. Me dijo que sin problemas, que para eso éramos vecinos.

Me fui sonriente, todo me iba saliendo según lo previsto, le di las llaves a la dueña que comprobó que todo estaba correcto en el piso, me abonó la mitad de la fianza según lo convenido y bueno, hablamos de forma intrascendente unos minutos por pura cortesía y bajamos y antes de despedirnos, le dije con apuro que me había surgido un imprevisto, puse cara de circunstancias, que si no era mucha molestia, que subiese al baño.

Me dijo que no, que sin problemas, pero que ella, tenía que irse a hacer unos recados que cuando acabase, le dejase las llaves dentro del buzón en el portal. Perfecto, le dije y nos despedimos con la urgencia del copioso desayuno apremiándome.

La verdad, sin entrar en mucho detalle, quedé a gusto y terminada la faena, me aseé y me fui obviando el gesto de tirar de la cisterna, mi regalito. Las llaves, por supuesto, las dejé en el buzón, no quiero que nadie dude que soy todo un caballero.