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Va la cosa de sueños, estoy teniendo la suerte de ser medio consciente de ellos pero no llego a despertarme, me sitúo como espectador invisible que disfruta del espectáculo . Esta noche, la cosa iba de mi hermano David, que se había comprado un coche, de una oferta de estas cojonudas que había encontrado en una página o lugar que desconocía. 

Tenía interés en que viera el coche y también un perrillo que se había agenciado(le cuadraba para estar en casa) El camino, era como el paseo marítimo que transcurre desde la Malagueta hasta el Cantal, pero era de tierra, estrecho y sinuoso, sembrado de piedras. La luz, escasa y se hizo trabajoso llegar allí. El coche, si estaba chulo, recuerdo para lo que le costó, el perro, era un perro pequeño, avejentado y no me gustaba mucho. Estaba atado, y detrás habían unas huertas, vinieron dos perros grandes, recuerdo irme antes que la cosa fuese a mayores.

Una fiesta, en una casa señorial, de varias plantas, era la inauguración de algo de José Vicente, estaba invitado, pero se notaba que era un asistente muy residual. La casa, no tenía mucho patio, pero estaba llena de mesas redondas, cargadas de gente. En una de ellas, se ve que hice algún tipo de comentarios desafortunados, y vino el anfitrión a echarme en cara mi ingratitud, recuerdo irme precipitadamente de la fiesta.

Llegar a mi casa, o lo que yo creía que era mi casa, y estaba arrasada, pelada, no es que estuviese desordenada o sucia, no. Si no que habían aprovechado la ausencia de unas horas, y se lo habían llevado literalmente todo, hasta los muebles de la cocina, y la taza del vater, sólo quedaba el agujero envuelto en un cartón con cinta de embalar.

Dudé si era mi casa, pero un par de retratos colgados en blanco y negro con su marco de plata repujada, de mis abuelos, me hicieron consciente, que sí, que era mi casa aunque la estructura me recordase a la casa de mis abuelos de calle alta, pero claro, esa casa no tenía baño, ni mucho menos una cocina así de grande.

El dilema, con el cual me había despertado, era si con la ayuda de mi hermano, el cual, hacía grandes cuentas  y conseguía chollos, era ver si con los exiguos ahorros de los que disponía, era posible reamueblar la casa, de la cual ni situaba de forma consciente, su contenido anterior.




Ahí he despertado. Buenos días.