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*Según creencias antiguas, las almas deben seguir un proceso de evolución a traves de el aprendizaje en diferentes vidas. No siempre son humanas. Este es una historia que escribi pensando en como seria esta experiencia*.
Las almas esperaban en el espacio de luz donde se decidiría cuál sería su próxima vida. Cada 100 años tenían la posibilidad de evolucionar hasta alcanzar los niveles más altos en la rueda de la existencia. Para esto debían aprender a vivir en diferentes formas, apreciar su significado e importancia. Eran energía pura que se manifestaba en un cuerpo.
El planeta, ese mundo tan complejo que se había creado como un lugar de enseñanza, una escuela para las almas, las esperaba una vez que decidieran cuál sería la forma seleccionada. Allí, entre el cielo, la tierra y el mar, coexistían diversas criaturas en equilibrio. Pero en algunas épocas ese equilibrio se rompía trayendo consecuencias terribles para la rueda de la vida y en esos casos, los seres superiores tenían que intervenir para restaurarlo y suprimir el caos.
Les llegó el turno a dos almas que esperaban muy cerca, una de la otra, a una de ellas le toco ser una roca de cuarzo, muy duro y resistente, de color rosa y a la otra una planta, una pequeña margarita con sus flores blancas y amarillas.
<center></center><center>[fuente](https://pixabay.com/es/photos/cuarzo-rosa-cristales-joya-roca-4742193/)</center>
Al mismo tiempo llegaron a este planeta y cada una asumió sus características y propiedades. Al principio el cuarzo rosa se sintió muy oprimido y encerrado, no podía moverse, pero le encantó ver que estaba rodeado de otros parecidos a él. Cristales de colores blanco, negro y rosa, de diferentes formas, eran todos hermosos. Con el tiempo se dio cuenta de que su forma cambiaba muy poco y aunque interactuaba con el agua, el sol y el aire, no tenía mucho contacto con otras formas. Aquel lugar era solitario y con el pasar de los años comenzó a aburrirse un poco. No veía la importancia de su existencia.
<center></center><center>[fuente](https://pixabay.com/es/photos/abeja-margaritas-blancas-polinizar-6294616/)</center>
La segunda alma entró en aquella pequeña semilla que estaba bajo tierra, todo era húmedo a su alrededor y comenzó a germinar, pequeñas raicillas comenzaron a salir y un tallo muy delgado subió hasta la superficie y se maravilló de lo que veía, sus hojas verdes, un sol radiante, otras plantas la rodeaban, la brisa la agitaba y organismos muy diferentes a ella, comenzaron a visitarla. Con el pasar del tiempo unas hermosas flores surgieron y las abejas llegaron hasta ellas y la planta le dio su dulce jugo. Comprendió la importancia que tenía, con ella se alimentaban otros seres y producía un compuesto que era fundamental para la vida. Se sintió muy orgullosa de servir a otros. Y también entendió que, así como ella servía, otros también la ayudaban a vivir. Y pensó que le encantaría pasar muchos años como una planta.
Pero llegó un momento en que el caos se apoderó del planeta y algunas formas de vida que existían fueron arrasadas. Un calor intenso salió de las entrañas, la tierra se movió bruscamente y el relieve se modificó.
El cuarzo y todas las rocas que estaban sobre la montaña fueron afectados por las fuerzas de la naturaleza y sintió como su cuerpo se partía en mil pedazos y el agua los llevó montaña abajo hasta llegar al mar y se incorporó a la arena que brillaba bajo los rayos del sol.
La planta no sobrevivió, pero sus semillas, que había sido llevadas por los pájaros a otros lugares, le permitió continuar en la Tierra aprendiendo que los cambios pueden ocurrir y aun así mantener sus características más importantes y se fue adaptando a los cambios que ocurrieron. Se hizo más fuerte y en sus hojas se hicieron más gruesas y llenas de pelos para protegerse del frío y de la sequía.
Al término de los cien años y cumplidos sus aprendizajes, se encontraron de nuevo las dos almas en el lugar de luz y esta vez tuvieron la oportunidad de conversar e intercambiar las impresiones de sus vidas pasadas.
<center></center><center>[fuente](https://pixabay.com/es/photos/tortuga-tortuga-bebe-playa-polluelo-2201433/)</center>
Al principio pensaba que una roca era aburrida porque no cambiaba, no podía moverme, pero he aprendido que lo imprevisto puede ocurrir y hacer que cambies tu forma por completo hasta formar parte de un todo, donde te interrelacionas. Y que el movimiento puede ser lento o rápido, depende de lo que te rodea. Al final de mis días como arena disfruté mucho sintiendo las olas del mar, la brisa y fui muy útil al ayudar a la mamá tortuga a poner sus huevos en mi arena caliente y los protegí de los depredadores hasta que las cáscaras se rompieron y las tortuguillas comenzaron a salir de estos. Me sentí tan bien al ayudarlas a llegar hasta el mar y comprendí que cada elemento en la tierra tiene una tarea muy importante y todo estamos interconectados. Solo hay que hacerlo bien.
El alma que fue planta se quedó maravillada de lo que le contó su compañera. Ella, que pensaba que había tenido una vida mucho mejor, aprendió que todas las experiencias te dejan un gran aprendizaje y que ninguna es buena o mala, solo es una experiencia en la vida.
Y allí están de nuevo esperando volver a la Tierra para los próximos cien años.
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The souls waited in the space of light, where their next life would be decided. Every 100 years, they had the chance to evolve to the highest levels on the wheel of existence. For this they had to learn to live in different ways, appreciate their meaning and importance. They were pure energy manifesting in a body.
The planet, that complex world that had been created as a place of teaching, a school for souls, awaited them once they decided on the selected form. There, between the sky, the earth and the sea, various creatures coexisted in balance. But in some times that balance was broken, bringing terrible consequences for the wheel of life and in those cases, the superior beings had to intervene to restore it and suppress the chaos.
It was the turn of two souls who were waiting very close, one of the other, one of them had to be a quartz rock, very hard and resistant, pink and the other a plant, a small daisy with its white flowers and yellow.
At the same time they arrived at this planet and each one assumed their characteristics and properties. At first the rose quartz felt very oppressed and confined, he could not move, but he was delighted to see that he was surrounded by others similar to him. Crystals of white, black and pink colors, of different shapes, were all beautiful. Over time, he realized that his form changed very little, and although he interacted with water, sun and air, he did not have much contact with other forms. That place was lonely and over the years it began to get a little bored. He did not see the importance of his existence.
<center></center><center>[fuente](https://pixabay.com/es/photos/abeja-margaritas-blancas-polinizar-6294616/)</center>
The second soul entered that small seed that was underground, everything was humid around it, and it began to germinate, small rootlets began to come out, and a very thin stem rose to the surface and marveled at what it saw, its green leaves, a radiant sun, other plants surrounded her, the breeze stirred her and very different organisms began to visit her. With the passing of time some beautiful flowers arose, and the bees came to them and the plant gave it its sweet juice. She understood the importance it had, with it other beings fed and produced a compound that was essential for life. She took great pride in serving others. And she also understood that, just as she served, others also helped her to live. And she thought that she would love to spend many years as a plant.
But there came a time when chaos took over the planet and some forms of life that existed were wiped out. An intense heat came from the bowels, the earth moved abruptly and the relief changed.
The quartz and all the rocks that were on the mountain were affected by the forces of nature, and he felt how his body was split into a thousand pieces and the water carried them down the mountain until it reached the sea and joined the sand that shone under the rocks.
The plant did not survive, but its seeds, which had been carried by birds to other places, allowed it to continue on Earth, learning that changes can occur and still maintain its most important characteristics, adapting to the changes that occurred. She grew stronger, and her leaves became thicker and full of hairs to protect herself from the cold and drought.
At the end of the hundred years and completed their apprenticeships, the two souls met again in the place of light and this time they had the opportunity to talk and exchange the impressions of their past lives.
<center></center><center>[source](https://pixabay.com/es/photos/tortuga-tortuga-bebe-playa-polluelo-2201433/)</center>
At first, I thought that a rock was boring because it didn't change, I couldn't move, but I've learned that the unexpected can happen and cause you to change your shape completely until you become part of a whole, where you interrelate. And that the movement can be slow or fast, depends on what surrounds you. At the end of my days as sand I really enjoyed feeling the waves of the sea, the breeze, and I was very helpful in helping the mother turtle lay her eggs in my hot sand and I protected them from predators until the shells broke and the hatchlings they began to come out of these. It felt so good helping them get to the sea, and I understood that each element on earth has a very important task, and we are all interconnected. You just have to do it right.
The soul that was a plant was amazed at what her companion told him. She, who thought that she had had a much better life, learned that all experiences leave you with great learning and that none is good or bad, it is just an experience in life.
And there they are again waiting to return to Earth for the next hundred years.
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<center>La imagen de la presentación la realicé en Canva con imágenes de uso libre/The image of the presentation was made in Canva with free use images</center>.
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